Santiago Montero Díaz (1911-1985). Santiago Montero Díaz, (1911-1985), fue un historiador y catedrático cuya trayectoria ideológica osciló del comunismo al fascismo y posteriormente al antifranquismo. Su vida atravesó los principales cambios políticos de España en el siglo XX, influyendo en su pensamiento y labor académica, además de marcar con fuerza el devenir de la Universidad de Murcia en un periodo de gran convulsión.
Su relación con Murcia se dio en dos etapas clave: en 1936 como catedrático de Historia Medieval y entre 1939 y 1942 como Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Murcia. Durante su primera estancia, en un ambiente de fuerte tensión política tras el triunfo del Frente Popular, criticó el desequilibrio entre universidades y promovió la enseñanza de la Historia Medieval con un enfoque nacionalsindicalista. Publicó textos especializados y dirigió conferencias, destacando su influencia en los círculos universitarios. Sin embargo, con el estallido de la Guerra Civil, su alineación ideológica lo convirtió en un objetivo para las autoridades republicanas, obligándolo a ocultarse y finalmente escapar a la zona franquista.
Tras la victoria franquista en 1939, Montero regresó a Murcia con un papel protagónico en la depuración universitaria. Como decano, impulsó la eliminación de profesores considerados desafectos al régimen, organizó cursos para excombatientes y fortaleció la Sección de Historia. Su discurso inaugural de 1939 no solo reafirmó su adhesión al franquismo, sino que también defendió la universidad como instrumento clave del Nuevo Estado. Sus intervenciones en Radio Murcia y la prensa local consolidaron su imagen como ideólogo falangista, promoviendo un modelo universitario alineado con los principios del régimen.
No obstante, su relación con el franquismo se fue erosionando en la década de los 50, cuando comenzó a distanciarse del régimen y a defender mayores libertades dentro del ámbito universitario: firmó manifiestos por la amnistía, apoyó protestas estudiantiles (1965) y fue sancionado con dos años de separación docente. Exiliado en Chile, colaboró con grupos de izquierda antes de retornar a España, donde se jubiló en 1981.
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